Las personas que sufren este trastorno suelen necesitar ser el centro de atención, tienen relaciones superficiales, son competitivas y tienen poca tolerancia a la frustración.
El trastorno histriónico de la personalidad se refiere a un tipo particular de personas con características fácilmente visibles e identificables. En la mayoría de los casos, las personas que lo sufren provienen de familias muy sobreprotectoras que les hicieron creer que eran el centro del universo, y cuando crecen se dan cuenta de que no y les provoca una intensa frustración.
De entre los síntomas más característicos que manifiestan las personas que lo sufren están:
- Su percepción de la realidad suele ser muy distinta a la del resto de la gente.
- Maximizan la importancia de cualquier acontecimiento que viven, sin importar si es relevante o una nimiedad.
- Suelen exagerar su gestualización cuando están hablando sobre algo que se refiere a ellos mismos.
- Tienden a tener un comportamiento seductor y atractivo para los demás. En el caso de que su apariencia no se corresponda con una persona atrayente o guapa, suelen manifestar una extrema frustración.
- Son muy egocéntricos, egoístas y extremadamente vanidosos.
- Cuando sostienen una relación sentimental, ésta suele ser muy superficial. Solo les funcionan en el caso de que su pareja esté constantemente alimentando su ego, cuando esto deja de suceder, suelen terminar.
- Cuando notan que no son el centro de atención, manifiestan conductas, en cierto modo, infantiles e inmaduras.
- Requieren constantemente de los cumplidos.
- Sus relaciones sociales (de trabajo, amistad) suelen ser vacuas y superficiales. En el momento en que las demás personas dejen de apartar su vida para hacerles caso, o bien, cuando deciden que ya no les sirven, se retiran.
Este tipo de personas sufren constantemente de frustración por su particular forma de ver el mundo debido al rechazo que, a la larga, provocan con sus actitudes. En algunos casos sufren de depresión y ansiedad.
Una opción de tratamiento para el trastorno histriónico de la personalidad es la terapia cognitiva conductual, aunque es imprescindible un diagnóstico preciso sobre este desorden.