El abandono de uno de los padres es difícil de vivir y comprender para cualquier niño. ¿Cómo puede reconstruirse sin sufrir en cada etapa de su vida?
El abandono de uno de los dos padres puede generar una verdadera lesión emocional difícil de manejar a lo largo de los años. Sin embargo, esta no es una regla general, porque algunas personas logran florecer y desarrollarse sin resentimientos ni grandes secuelas, a pesar de esta ausencia.
Lamentablemente, en nuestro país es muy común que los niños crezcan sin uno de sus padres: según el Censo de Población y Vivienda 2010, el papá está ausente en 4 de cada 10 hogares. Estamos hablando de que en 11,4 millones de hogares falta el padre. Además, el portal de empleos Trabajando.com reveló en una encuesta que el 57% de los mexicanos considera que su papá fue una figura ausente en su crianza por motivos laborales.
Embarazos no deseados, migración a otros países, factores culturales o de personalidad y problemas de relación con la pareja, pueden ser los detonantes de un abandono, pero, por supuesto, no justifican la ausencia parental en la vida de los hijos.
Las diferentes formas de abandono
Así como hay muchas maneras de acompañar a un niño, también hay diferentes maneras de abandonarlo. El padre ausente, en principio, es el que deja a la madre física y psicológicamente sola en la educación de su hijo. No tiene en cuenta la contribución económica, las tareas domésticas y no está interesado en el niño o niña, fruto de aquella relación.
También hay quienes se rinden emocionalmente, pero no físicamente, es decir, sienten que los niños son asunto de la madre y actúan en consecuencia. Están allí, pero no creen que sean responsables de la crianza. No les hablan, no pasan tiempo con ellos y no tienen idea de cómo va su vida. Solo pagan las cuentas y no interactúan con los niños.
También hay quienes no se van emocionalmente, sino físicamente porque formaron otra familia o están lejos. Sin embargo, intentan ser conscientes de lo que les está sucediendo a sus hijos. Nunca pueden pasar tanto tiempo como quisieran, pero los tienen en sus mentes y corazones.
Consecuencias del abandono
Cada modo de abandono genera sus propias consecuencias y también dependerá del carácter del niño y de la habilidad y fortaleza de la madre para explicar la situación sin victimizarse a sí misma sino enseñando al pequeño o a la pequeña cómo construirse a sí mismo/a con una autoestima sana.
En el caso del padre completamente ausente, el niño puede sufrir a medida que crece, porque tiende a cuestionar su propia vida y su propio valor como persona. Su preguna más recurrente es ¿por qué no soy digno/a de amor? Los dilemas emocionales pueden ser profundos y difíciles de aceptar.
Si la figura paterna es reemplazada por otra persona (familiar, amigo de la familia, etc) el efecto es menor y el niño puede llenar este vacío más fácilmente; pero nuevamente dependerá de la madre marcar límites para que la relación con la nueva figura paterna sea lo más constructiva y sana posible.
La ausencia absoluta de un padre que genera una única relación “madre-hijo/a” puede crear una dependencia importante para el niño porque en su vida adulta tendrá dificultades para explorar, expandir sus horizontes y confiar en sus habilidades. Esto eventualmente puede conducir a una sensación de exclusión.
No es conveniente que la madre sea “padre y madre al mismo tiempo” porque puede suceder que el niño/a presente serias dificultades para adaptarse al mundo y a la realidad (es decir, se encierra en la relación ideal que encuentra con su madre) o también es probable que desarrolle el miedo a un apego profundo y, por lo tanto, pede convertirse en un “abandonador/a”.
En conclusión, la ausencia del padre abre una profunda herida emocional, especialmente en los primeros años de vida. Su vacío nunca se llenará, y la huella de su ausencia será muy difícil de borrar.
¿Cómo salir adelante?
Este trabajo sobre uno mismo requerirá, cuando sea posible, volver al contexto de este abandono. Por ejemplo, para revisar en su pasado la imagen que la madre misma le dio al padre, su visión de los hombres, la pareja, sus sufrimientos, su soledad … Cómo y por qué razones ocurrió el abandono y en qué circunstancias sucedieron los hecho. Son tantos los parámetros que componen los sentimientos de los niños, que el trabajo psicológico comenzará por un buena reconstrucción de la memoria. El segundo paso será analizar la forma en que la madre haya presentado este abandono a la experiencia del niño.
Para trabajar el sentimiento de abandono y no hacer una lesión demasiado profunda, primero se recomienda aceptar los sentimientos y emociones que generan esa experiencia, tanto las de ayer como las de hoy. El trabajo sobre uno mismo sirve para reconocer los momentos en los que nos sentimos abandonados. Luego entramos en una fase de aceptación: nos permitimos ser frágiles y sensibles.
Entonces es importante resolver los abandonos reales y los temores de abandono. En esta etapa, tratamos de recordar racionalmente los hechos e intentamos darles sentido. Estas dos etapas pueden ser dolorosas pero permiten de alguna manera, gradualmente, llorar el abandono para poder construirse uno mismo.
Finalmente, hágase las siguientes preguntas:
- Frente a este o estos abandonos, ¿cómo se protegió?
- ¿Tiene ahora una perspectiva diferente de la vida y de lo que ha experimentado?
- ¿Qué le falta para superar el miedo al abandono?
- ¿Está listo/a para dejar ir a esa persona desaparecida en su vida y continuar su camino?
- Frente a esta nueva realidad, ¿quiere actuar de manera diferente y descubrirse a sí mismo sin depender del pasado y de nadie?
A partir de este día, pasará una página para comenzar a desarrollarse como persona y elegir quién quiere ser. Para encontrarse, le aconsejamos que deje espacio para la creatividad. De hecho, ha llegado el momento de comenzar nuevas actividades: practicar un arte, jardinería, redescubrir la naturaleza, participar en una asociación cualquiera sea su propósito (social, humanitario, deportivo, etc.).
Cada paso en esta reconstrucción le permite desarrollarse personalmente mientras enfrenta diferentes emociones sin sentirse abrumado.
Inspirado en el artículo Les séquelles de l’abandon d’un père publicado originalmente en Psychologue.net