El abuso sexual infantil

El abuso sexual intantil es un fenómeno que deja secuelas de desconfianza, baja autoestima y traumas muy difíciles de erradicar. Busca ayuda profesional. Aquí te informamos sobre el tema. ¡Entérate!

El abordaje de este tema es sumamente delicado y significativamente clínico en todo sentido, ya que involucra varios factores socioculturales que no siempre son considerados urgentes de tratar ni de atender en su momento, ya sea por miedo, dudas, culpas o por desconocimiento de las consecuencias que este puede acarrear en el futuro, tales como

  • secuelas de desconfianza
  • baja autoestima
  • recuerdos de atentado contra el cuerpo del infante, su mente y su espíritu
  • estrés postraumático
  • aislamiento social
  • rechazo y silencios que duelen y seguirán doliendo en el tiempo

Obviamente encontrar la curación de esas heridas tan profundas y dolorosas, conlleva todo un proceso psicoterapéutico de sanación que facilite la cicatrización, la toma de conciencia y darse cuenta de qué fue lo que realmente pasó, por qué la actitud de guardar en secreto lo que pasó y cómo vamos a procesarlo ahora, desde luego acompañado de una fuerte espiritualidad.

Como toda herida emocional, se necesita atención, cuidados, protección y amparo en algunos momentos, oxigenación, ventilación y curación constante para que no se infecte y logre finalmente sanar con éxito.

Por principio de cuentas, todos tenemos derecho a hacer con nuestras emociones y sensaciones lo que a bien nos resulte conveniente, es cierto, pero también es verdad que es válido respetar el silencio de nuestros semejantes. Y con respecto a todo esto, hay autores que refieren que algunos secretos siempre son destructivos, como por ejemplo: el incesto, los maltratos, el alcoholismo, el asesinato o cualquiera otra forma de violencia.

Pero hay otra clase de secretos o silencios que pudieran resultar constructivos, porque son como escudos de protección. Son aquellos que precisamente protegen la dignidad, la libertad, la vida interior y la creatividad de la persona, (Bradshaw J., 1999, pág. 21-22).

Al respecto del abuso sexual Bradshaw afirma lo siguiente:

“Los secretos que más ocultamos son los recuerdos reprimidos de abusos sexuales, los cuales suelen ser casi siempre el resultado de una victimización crónica durante la infancia. El trabajo de develar recuerdos de abusos sexuales sólo se debe hacer bajo la supervisión de un profesional, ya que se trata de un proceso muy doloroso que puede hacer brotar sensaciones que asusten o abrumen. El abuso sexual es el crimen más secreto de todos. No existen testigos y la traición, humillación y degradación, producen estupefacción y constituyen un asesinato de la conciencia” (Bradshaw, 1999, pág. 238).

Entonces, no podemos imaginar qué siente la mente de un niño abusado sexualmente cuando no tiene la capacidad de defenderse y encima tiene que guardar tanto dolor y sufrimiento y tener que vivir con tantos mecanismos de defensa y con el semáforo emocional siempre encendido en alerta percepción y alerta novedad, con la inocencia y la confianza desvanecida o fracturada por el temor de que esos episodios brutales de memorias dolorosas se vuelvan a repetir…¡El niño vive horrorizado, traumatizado, confundido, triste y callado, porque nunca lo habló con nadie, ni se atrevió a pedir ayuda para sanar!

Y lo peor de todo es que la mente de los niños que padecen de abuso sexual, caen muy fácilmente en cuadros depresivos a veces mayores y aprenden a bloquear los recuerdos, debido a la falta de aceptación, debido a la fatiga de cargar con tanto dolor, prefieren permanecer anestesiados hasta que llegan a la edad adulta y tienen que hacerse cargo, es decir, cuando se sienten ya grandes y más seguros, más fuertes y entienden que sus agresores ya no pueden hacerles ningún daño.

Pero eso no lo es todo y desafortunadamente en nuestro país aún no hay mucha cultura de denuncia y allí empieza otra dura lucha interior, cuando aquel niño del ayer convertido hoy en adulto, tiene que confrontarse a sí mismo y exhumar recuerdos dolorosos que atormentan y es sumamente difícil hablar, sacar lo que se llevaba guardado por tanto tiempo

Afortunadamente la psicoterapia es muy generosa al respecto, posee excelentes herramientas psicoterapéuticas para entender que no todo está perdido y darse cuenta de la importancia que reviste el mover la energía estancada por tanto tiempo en ese almacén llamado inconsciente o subconsciente y que involuntariamente se ha venido somatizando en la parte más vulnerable del organismo humano.

Liberar esos registros o esquemas mentales se convierte en todo un reto, pero el acompañamiento terapéutico facilita el proceso de curación y ayuda a entender por qué crecimos con tantos miedos, con tanta ira y resentimientos, y esa forma de ser tan insegura que nos llevaba a defendernos de todo y de todos, a ser tan desconfiados, reservados, ermitaños y sobre todo a no creer que merecemos ser felices a pesar de todo.

Si es tu caso, busca ayuda de un profesional de la salud mental y atrévete a sacar toda esa basura del enojo, tristeza, rabia e impotencia de tu mente y sana las heridas de tu hermoso corazón.

Referencias

Bradshaw John. (1999). “Secretos de Familia”. Editorial Obelisco, España.

Sullivan D. y Everstine L. (1983). “Personas en Crisis”. Editorial Pax. México.

Colaboración especial de la Dra. María Mabel Prado Picón (*) Universidad Benito Juárez de Oaxaca México. 

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